Hola
amigos aquí andamos de nuevo, dando la bienvenida al 2016. Ya sé que es un poco
tardío dar la bienvenida al 2016 el 13 de febrero, pero es que entre exámenes y
tal no me da para daros mis habituales chapas por este blog.
Bueno
lo dicho este año hace unos días lo comencé retomando de nuevo la temible y
escurridiza MADERA, si amigos ese material tan fantástico caracterizado en
nuestro mundo del modelismo por esos preciosos galeones, que es verlos y decir
uno ¡¡¡yo quiero hacer una maqueta así y exponerla en mi salón!!! . Tras esta
ilusión se basaba mi retorno a la madera, pero de nuevo me salió el culo por la
culata.
En mi
colección de maquetas sin abrir tengo un par de barcos de madera, uno de ellos
muy básico, el típico de artesanía latina con un rotulo que ocupa media caja del
estilo a ¡PARA PRINCIPIANTES! o ¡NIVEL BÁSICO!, bueno creo que ya me entenderéis,
ese tipo de maquetas que dices madre mía que bajo he caído, ¿Cuál será el
próximo paso? ¿Los lego? , sin ánimo de ofender
a estas campañas de intento de iniciación en el mendelismo para los más
pequeños.
El otro
barco tampoco es un galeón, pero sí que es un barco algo más serio, también de
la marca de artesanía latina. En un principio a pesar de ser un barco de
principiantes el primero de los citados me pareció más sensato empezar con este
navío que con el barco más grande.
Tras mi
decisión me puse con ello, bueno al principio no iba mal la cosa, que si cortar
unos maderitos por aquí, pegar unas maderitas por allá etc. Pero era de esperar
que Alicia en el país de los maderos iba
a durar poco o por lo menos su paciencia. Y así tras hacer el casco y pegar el suelo de cubierta, todas las maderas de los
laterales del barco clavadas a base de micro clavos se fueron soltando al igual
que el suelo de cubierta, con esto mi locura destructora se despertó, pero sin
llegar a desbordarse. Por lo que de nuevo volví a pegar y a clavar las maderas y así hasta cuatro veces y
claro está con sus respectivas veces que las maderas saltaban liberándose de la cola o de los micros
clavos.
Por lo
que ya queridos amigos míos la paciencia se sobro y cogí el pequeño martillo
con el que había clavado los asquerosos clavos y arrebate contra el pequeño barco, si ya sé
que parezco un puto loco, pero madre mía que estrés me causa.
Por lo
tanto el retorno a la madera una vez más a sido fallido, de aquí a unos meses o
años de nuevo lo intentare porque ya se me habrá olvidado este trágico
episodio.
Pd: Si
alguien quiere, puede y sabe podría guiarme con la madera con algún consejo o
intentar disminuir mi odio hacia a ella.